martes, 13 de octubre de 2009

Razones de una decisión- Editorial de El Tiempo. Octubre 14 de 2009

Una decisión dolorosa, pero al mismo tiempo firme e irrevocable, fue la tomada por la dirección de EL TIEMPO con respecto al retiro de las páginas de opinión de la columnista Claudia López, quien había colaborado con este diario desde hacía cerca de 30 meses. Sobre lo sucedido es necesario hacer varias reflexiones y consideraciones, pues es indispensable que el público comprenda los motivos de una determinación drástica, que está, en nuestro entender, plenamente justificada. Haber respondido con el silencio, o una imposible actitud flexible, equivaldría a aceptar como verdaderas, afirmaciones que son a la vez mentirosas y temerarias.

Para comenzar, es necesario decir que cualquier lector, sea columnista o no, está en su pleno derecho de compartir, rechazar o criticar el cubrimiento informativo que hace EL TIEMPO de la realidad colombiana o internacional. La divulgación de las cartas y comentarios del público, tanto en la edición impresa como en las páginas de Internet, es prueba de ello. Pero esa potestad no puede confundirse, en el caso de los colaboradores del periódico, con una patente de corso para poner en tela de juicio los principios éticos y la honorabilidad de los periodistas que trabajan en este diario. Para decirlo con toda claridad, en este matutino no se "fabrican" o "inducen" noticias, ni se condiciona el cubrimiento de las mismas a intereses políticos o económicos.

En el caso concreto del escándalo relacionado con el programa Agro, Ingreso Seguro, destapado por la revista Cambio -propiedad de esta Casa Editorial-, el periódico ha hecho un seguimiento en profundidad, que comprende no menos de 45 escritos sobre el tema, incluyendo un editorial publicado el pasado 2 de octubre. En este, EL TIEMPO expresó su preocupación por lo sucedido y exigió claridad sobre unos hechos que cada vez más dejan en claro un preocupante entramado de corrupción y favoritismos.

Por otra parte, sabemos que el protagonismo público de algunos miembros de la familia Santos -accionistas minoritarios de la Casa Editorial EL TIEMPO- o los intereses legítimos que sobre el tercer canal de televisión tiene el socio mayoritario -el Grupo Planeta- son utilizados para construir absurdas interpretaciones sobre las noticias que publicamos. Algunas son fruto de las suspicacias exageradas, tan propias de la idiosincrasia nacional. Otras son producto de malas intenciones y de intereses empeñados en hacer daño. Pero el mandato inequívoco que tienen nuestros reporteros y redactores es el de siempre: subordinar todas las consideraciones a los principios esenciales del periodismo profesional, riguroso, equilibrado y preciso.

De tal manera, una cosa es el derecho a la libertad de expresión, que EL TIEMPO ha respetado y defendido en forma indeclinable a lo largo de sus casi 100 años de existencia, y otra es el deber de sus columnistas de abstenerse de hacer acusaciones o descalificaciones sin fundamento. Como otros diarios nacionales, este ha sido víctima de presiones, amenazas, censura e incluso el cierre durante las épocas aciagas de la dictadura. Pero pocas veces en su historia se nos había hecho un cuestionamiento moral de semejante envergadura. Como el mismo es absolutamente mentiroso y agraviante, hicimos lo que consideramos apropiado: publicar el escrito, pero con la convicción de que las afirmaciones contenidas en este constituían un rompimiento irreparable entre medio y columnista.

Superado el enojoso episodio, podemos decir que los lectores de EL TIEMPO seguirán encontrando en estas páginas las características y valores con los que se ha ganado su aprecio y credibilidad. Son estos, los de pluralismo, seriedad y profesionalismo, los que lo convirtieron en el primer diario de Colombia y en uno de los principales de América Latina. Los mismos, además, que han sido un aporte para la consolidación de la democracia y para combatir tanto las posiciones sectarias de cualquier bando, como los abusos de poder.

Reflexiones sobre un escándalo - Última columna de Claudia López para El Tiempo

Se preguntaba Rudolf Hommes en su columna de la semana pasada por qué unos temas se vuelven escándalos y otros no. Sugería que se requiere que el grueso del público tome conciencia y que haya un instigador. El cubrimiento que EL TIEMPO le dio al escándalo de Agro Ingreso Seguro (AIS) ofrece una oportunidad para reflexionar al respecto.

A diferencia de los demás medios escritos, EL TIEMPO no profundizó sobre el programa AIS sino sobre los efectos políticos del escándalo. Tomar ese ángulo era una decisión periodística válida dado que sus socios de la revista Cambio ya habían hecho el resto del trabajo. Sin embargo, más que un cubrimiento, lo que hizo EL TIEMPO fue una fabricación inducida para apoyar su interpretación deseada de los efectos políticos del escándalo.

La fabricación sesgada empezó con una pregunta en un foro en el tiempo.com, siguió con una nota que destacaba lo dicho por los foristas y concluyó con un supuesto artículo de análisis. En el foro se indagó a los foristas si creían que Arias debía renunciar por el escándalo de AIS. No sobra recordar que a EL TIEMPO nunca se le ocurrió preguntarles a sus foristas si Juan Manuel Santos debía renunciar por el escándalo de los 'falsos positivos'. En el caso de Arias sí se le ocurrió. Culminado el foro, publicaron una nota titulada 'Indignación y rechazo genera Andrés F. Arias por caso de Agro Ingreso entre lectores de eltiempo.com', en la que destacaban que "la mayoría de usuarios le pide al ex ministro que renuncie a su precandidatura" y que "hubo muy pocos que defendieron a Arias". Luego del foro inducido y la nota destacada, remataron con un artículo cuyo título sentenciaba: 'Andrés Felipe Arias sale debilitado y Juan Manuel Santos logra ventaja en medio del escándalo de AIS'.

Es obvio que Arias sale debilitado, pero no es nada obvio que la consecuencia sea que Santos "logra ventaja". EL TIEMPO asegura que el traspié de Arias "llevó a Juan Manuel Santos a convertirse en un ganador neto esta semana". ¿De dónde saca EL TIEMPO que el espacio perdido por Arias fue ganado por Santos? ¿Hicieron una encuesta? No, pero a falta de encuesta el periódico usó su foro para lanzar la pregunta, inducir la respuesta y construir de allí sus conclusiones.

Aunque Arias no está compitiendo con Santos, sino con Noemí dentro de la consulta conservadora, el supuesto análisis ni siquiera menciona que una de las posibles ganadoras del desliz de Arias es Noemí. Además, el análisis se inventa un hecho para reforzar su argumento. Afirma que una de las razones por las cuales el fortalecido es Santos es que "los conservadores, además, tienen que someterse a una consulta interna para buscar su candidato, mientras 'la U' ya lo tiene: Santos". 'La U' no ha escogido candidato presidencial. Lo único que le han ofrecido a Santos en la U es la jefatura del partido, no la candidatura presidencial. 'La U' es el promotor del referendo reeleccionista y si es aprobado es de esperarse que sea Uribe, no Santos, el candidato presidencial de 'la U'. Supongo que esos hechos dañaban el "enfoque del análisis" y por eso fueron desechados.

"No será fácil que Noemí merezca el respaldo de Uribe, después de que ella lo ha acusado de 'comprar' el referendo y amenazado con 'derrotarlo' en las urnas." Esta frase, casi transcrita de declaraciones de Santos, trata de presentar como periodística la versión de Santos de que él, a diferencia de Noemí, no es un traidor ni quiere derrotar a Uribe. Cualquiera que conozca medianamente la carrera de Santos sabe que cambiar de bando ha sido la constante de su ascenso político, al igual que de Noemí, y cualquiera entiende que ambos quieren suceder a Uribe; sólo que Santos quiere hacerlo sin que parezca una traición, agrego yo.

La calidad periodística de EL TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos. Este tipo de cubrimientos sesgados en nada contribuyen a resolver periodísticamente ese conflicto; lo único que logran es evidenciarlo.

N. de la D.: EL TIEMPO rechaza por falsas, malintencionadas y calumniosas las afirmaciones de Claudia López. La Dirección de este diario entiende su descalificación de nuestro trabajo periodístico como una carta de renuncia, que acepta de manera inmediata.

LUCHA POR LA LIBERTAD DE PRENSA: El Tiempo despide a la columnista Claudia López

Tomado de Semana.com



A los lectores habituales de la sección de opinión de El Tiempo, los despertaron hoy con una sorpresa. Al final del artículo de una de sus columnistas más leídas, Claudia López, el periódico agregó una pequeña nota de dos lineas en la que, de manera pública y fulminante, despide a su columnista.

Según las directivas de El Tiempo, la columnista descalificó, en esa misma columna, el trabajo periodístico y la independencia editorial del periódico, situación, que según la directivas, se entiende como una carta de renuncia.

En su columna de este martes, titulada "Reflexiones sobre un escándalo" la columnista consideró que la manera como El Tiempo cubrió el escándalo de Agro Ingreso Seguro fue sesgado por el conflicto de intereses que representa tener un socio-candidato, haciendo referencia a Juan Manuel Santos, y por los intereses del periódico en la adjudicación del tercer canal de televisión por parte del gobierno, los cuales son de conocimiento público.

La columna concluye que "la calidad periodística de EL TIEMPO está cada vez más comprometida por el creciente conflicto de interés entre sus propósitos comerciales (ganarse el tercer canal) y políticos (cubrir al Gobierno que otorga el canal y a su socio en campaña) y sus deberes periodísticos. Este tipo de cubrimientos sesgados en nada contribuyen a resolver periodísticamente ese conflicto; lo único que logran es evidenciarlo". A este párrafo le sigue la nota de despido de la dirección.

"EL TIEMPO rechaza por falsas, malintencionadas y calumniosas las afirmaciones de Claudia López. La Dirección de este diario entiende su descalificación de nuestro trabajo periodístico como una carta de renuncia, que acepta de manera inmediata", dice la nota de la dirección que cierra su últiam colaboración con el periódico.

Consultada por La FM, Claudia López se mostró sorprendida por tal decisión, porque no recibió ninguna notificación más que la nota pública al final de su columna.

"Estoy muy sorprendida, lamento mucho esa reacción que nunca me la hubiera esperado. Esta no es la primera vez que yo publico algo controversial", dijo López asegurando que aunque lamenta la decisión, no tiene más que agradecimientos para las directivas del diario.

López, cuya columa se publica todos los martes, explicó que suele recibir comentarios de los editores sobre sus columnas los lunes, cuando las envía. Esta vez, pese a que pensó que el tema generaría reacciones, no hubo llamadas ni comentarios de los directivos y editores. "Me acosté tranquila", contó López quien agregó que se sintió censurada cuanod leyó la adenda de la dirección a la mañana siguiente.

Para la Fundación para la Libertad de Prensa (Flip), una organización independiente que promueve la libertad de prensa en Colombia, el despido de López es un atentado a la libertad de expresión.

"Para nosotros es claro que en este caso se está sancionando a un periodista, y más excatamente a un columnista, por su modo de pensar", dijo a Semana.com Ignacio Gómez, presidente de la Flip y sub-director de noticiero Noticias Uno.

Gómez dijo que la columna de López no era un ataque de odio contra el periódico sino un análisis en que alguien no sale bien librado.

domingo, 11 de octubre de 2009

POLÍTICA: El Nobel ¿un premio a la paz?

El viernes pasado, cuando aún era de madrugada en Colombia, el presidente del comíte del Premio Nobel leía el nombre del ganador del galardor de Paz para el año 2009. Un nombre inesperado: Barack Obama. El nombre que leyó Thorbjôm Jagland, ex primer ministro noruego y presidente del comite, sorprendió hasta a los miembros de la Casa Blanca, como comenta la revista Semana, donde para Robert Gibbs, jefe de prensa de Obama, la noticia recibida por celular a voz de un periodista de la CBS sólo le permitió decir "¡Wow!".
No era para menos, el presidente de EEUU que apenas completa menos de tres trimestres en el Salón Obal recibé un premio que lo han ganado personalidades y organizaciones tan comprometidas con la humanización y búsqueda de resolución de los conflictos armados en el mundo como la Madre Teresa, Nelson Mandela, Rigoberta Menchú, Acnur o el Cicr, sin unos verdaderos resultados que reflejen su tarea de buscar la paz mundial. Incluso Caracol Noticias mostró como inexplicable esta elección cuando describen así la lectura del nombre: "el presidente del comité tuvo que dar los argumentos de la elección de inmediato para evitar la rechifla".
Entonces la pregunta no sobra ¿qué puede ser mostrados como verdaderos logros de paz conseguidos por el nuevo Nobel? El presidente del comité argumentó (rapidamente para evitar la rechifla) que el premio era otorgado porque Obama habia hecho grandes cosas "para fortalecer la diplomacia internacional y la democracia de los pueblos". No se sabe que tan honorífico puede resultar un argumento de tan poco peso. Cualquier jefe de Estado puede hacer esa misma tarea teniendo simplemente un buen equipo diplomatico. De hecho esa mision de promover diplomacia y democracia es casi un imperativo -desde la visión de la democracia como valor político supremo- para cualquiera que sea el representante internacional de una nación. Por ello entonces cualquiera, desde esa mirada, podría ser Nobel de Paz.
Sacarse una foto con Mahmoud Abbas, presidente de la autoridad palestina, y Bejamin Netanyahu, presidente israelí, en el inicio de una reunión entre los líderes estas dos conflictivas naciones promovida por Obama -reunión que en últimas puede ser un gran logro pero tampoco como para ganarse el Nobel- parece ser un punto muy importante. Pero resulta irrisoria la elección. El punto para pensar eso es uno muy clave, los resultados. El mismo Mauricio Vargas, columnista de El Tiempo (quien es uno de los que refleja la opinión de ese periódico) se pregunta: ¿qué resultados concretos en el campo de la paz a conseguido Obama? Porque se supone que el premio Nobel de Paz no es un premio a la poesía, ni a los versos bonitos, ni el Oscar a mejor actuación, sino el reconocimiento a gestiones y logros comprobables en favor de la paz". Y es que los resultados en promever supuestamente "el desarme nuclear en el mundo" como argumentó el presidente del comité no es algo observable. Además, en el plano de las dos guerras que su país mantiene y cuyo compromiso de terminar no se ve muy promisorio parece que por lo contrario son puntos en su contra. En semanas pasadas ha reconocido su gobierno que la retirada de Irak tardará por lo menos dos años y que a Afganistán podría aumentarse el número de tropas hasta con 50 mil hombres más. ¿Cuáles gestiones de paz, es valido preguntarse?
En resultados y gestiones ha tenido más objetivamente hablando la candidata que Colombia tenía, la senadora Piedad Córdoba quien fue postulada por el Nobel argentino Adolfo Pérez Esquivel. La senadora liberal ha gestionado y conseguido la liberación unilateral de más de 12 secuestrados por las Farc, entre políticos y militares; además de buscar fuertemente un Acuerdo Humanitario entre las partes para buscar salidas al conflicto armado interno colombiano. Y quizá los otros 200 candidatos, el disidente chino Ho Jia, el ex primer ministro de Zimbawe Morgan Tsvangirai, o muchos otros que pueden tener más que las ilusiones de Obama, como afiman muchos medios: "Obama es más ilusiones que resultados" ¿Será verdad?
Además, es curioso que los presidentes estadounidenses mas importantes en la historia desde el s.XX han sido premio Nobel: los dos Roosvelt por sus papeles en las dos guerras mundiales respectivamente, a Woodrow Wilson por promover la antepasada de la ONU (la Liga de las Naciones) o Jimmy Carter por sus "aportes a la democracia". Ahora Obama es eligido quizá por ser el primer presidente negro en el país del Ku Kux Clan. Curioso. Es válido preguntarse ¿quién elige al Nobel? ¿No es otra muestra del orden internacional estos premios?